A la hora de garantizar un mantenimiento óptimo de nuestro coche a lo largo de los años, uno de los elementos más costosos es la elección y el cambio de los neumáticos. Por ello, como conductores tenemos que saber las claves que sirven para alargar la vida útil del neumático, siempre sin llegar a límites peligrosos para el agarre del coche y que estén fuera de la ley (recuerda que la profundidad del dibujo no puede ser menor a 1,6 milímetros).
Como norma general, los neumáticos suelen perder sus propiedades a los 6 años desde su momento de producción, sin importar su kilometraje y estado de la banda de rodadura. Sin embargo, poniendo un ejemplo personal en mi último coche el primer juego de neumáticos me duró 4 años después de 45.000 kilómetros y ya con problemas para circular en asfalto mojado. El juego actual ya ha superado esa cifra de kilómetros en apenas dos años y medio y están en perfecto estado de revista.
Obviamente ese cambio en la duración de los neumáticos tiene que ver en parte por la elección de un nuevo compuesto, pero también por una conducción más cuidadosa con los neumáticos. También incide mucho en la duración el uso de cadenas por lo que si vives en una zona fría valora el montar neumáticos de todo tiempo con especificación M+S (Barro y Nieve) y con pictograma de montaña de tres picos y un copo de nieve dentro. La normativa permite su uso en España como alternativa a las cadenas.
Algunas claves para aumentar la duración de los neumáticos son de perogrullo, pero no siempre se ponen en práctica. Veámoslas:
1- Revisar la presión de los neumáticos mensualmente
Es imprescindible para un comportamiento óptimo de la goma que las presiones sean las recomendadas por el fabricante, sin inventos. Circular con más presión de la debida desgasta más la parte central de la banda de rodadura y circular con menos aumenta la fricción con el asfalto y por tanto la temperatura a la que trabaja, favoreciendo la degradación.
Con el tiempo y según la meteorología la presión va cayendo, por lo que revisar las presiones una vez al mes es necesario si se quieren cuidar bien. Solo lleva un par de minutos y en muchas estaciones de servicio es gratis.
2- Si llevas equipaje, aumenta la presión
Normalmente el fabricante recomienda una presión para los neumáticos sin carga y otra cuando el coche va con equipaje. Si tus viajes con la familia y mucho equipaje son frecuentes tienes que aumentar la presión como se indique.
3- Si aceleras fuerte, te comes el neumático
Ser el rey de los semáforos lleva consigo una contrapartida, la torsión del neumático aumenta en estas circunstancias, lo que supone un aumento de la temperatura a la que trabaja el neumático y por tanto mayor desgaste en las ruedas motrices. Si algunas vez has tenido que cambiar solo las ruedas delanteras o las traseras, puede ser por este motivo.
4- Si frenas fuerte, también te comes el neumático
El razonamiento es el mismo que en el caso de las aceleraciones. Las frenadas bruscas elevan la temperatura de la goma y no hay más que ver las marcas que se dejan en el asfalto en casos extremos. Para evitar los frenazos, lo mejor es practicar una conducción a la defensiva, anticipándose a posibles peligros, semáforos, pasos de peatones…
5- No forzar en las curvas
La conducción deportiva en las curvas, llevando al límite al neumático, hace sufrir sobre todo al exterior de la banda de rodadura. Se produce así un desgaste irregular que reduce en general la vida del neumático. Frenar antes de las curvas y llevar una trayectoria suave en ellas es la clave en este sentido.
6- Conducir por encima de 120 km/h
Circular a velocidades por encima de lo legal, además de suponer un riesgo para la seguridad y en cuanto a multas, lleva igualmente a un calentamiento superior a lo normal del neumático, que como ya hemos visto es un enemigo para que nuestros neumáticos lleguen al tope de su vida útil.
7- Aparcar mal hace sufrir a los neumáticos
Aunque sea una maniobra a baja velocidad, muchos neumáticos se echan a perder si somos de los que por norma topamos con los bordillos a la hora de aparcar. También hay que tener en cuenta si el lugar de estacionamiento presenta cristales, piedras y demás enemigos para nuestros compuestos.
8- ¡Ojo a los baches!
Además de todas estas precauciones, nuestro plan del cuidado de los neumáticos se puede ir al traste en un momento si nos topamos con un bache especialmente profundo que deforme la goma y provoque un reventón. Esquivarlos o pasar por encima de ellos a una velocidad reducida nos evitarán un susto y un mal trago.
Como ves son cosas de sentido común, aunque no siempre se ponen en práctica. A mi me ha funcionado, ¿y a ti?
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